miércoles, 19 de diciembre de 2012

Nueve meses






Hay muchas apreciaciones sobre la necesidad de la presencia física y la interlocución para concluir que sólo así es posible el amor. Las posturas se han sucedido y tenemos muestras valiosas de cómo el amor no esta determinado por las palabras o por la cercanía o la lejanía física. En alguna ocasión un buen amigo me refirió que su madre fue en vida una mujer sencilla, sin estudios escolares formales pero dotada de una gran sabiduría para comprender y explicar las cosas que de veras importan en la vida. Su hijo dio testimonio: Mi madre me enseñó durante nueve meses, que no hace falta ver a alguien para poderlo amar.[1]









[1] Inspirado por un tuitero llamado Un escritor dice.

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