domingo, 3 de febrero de 2013

Una visión de altura






La Tierra vista desde el Voyager
Desde hace unos cuarenta años los seres humanos estamos familiarizados con los viajes extraterrestres  realizados por cosmonautas y astronautas –según que fueran soviéticos o norteamericanos- Estamos familiarizados con las fotografías y videos del ascenso de los cohetes tripulados en medio de un fuego abrazador seguido de una nube de humo gigantesca y  a los pocos minutos todo se reduce a una estela blanca y fina en las alturas celestiales. Desde esas ventanillas,  los navegantes nos han mostrado un pequeño planeta azul cada vez más pequeño. Los satélites han fotografiado a nuestro hogar convertido en un microscópico puntito luminoso en medio de un mar poblado por millones de millones de fueguitos en medio de la gran oscuridad. Desde esas alturas y esas distancias, ¿qué son nuestros problemas, que son mis problemas?  -esos que, de cuando en cuando, me abruman. He aquí una ventaja  de tales intrépidas navegaciones: me ayudan a redimensionar mis problemas y la importancia que les suelo dar. Cuando me reubico en esa escala, termino con una sonrisa dibujada y los nubarrones, las altas mareas de mi vida vuelven ,como por conjuro, a tomar niveles de serenidad. Esto podría llamarse una visión de altura.



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