domingo, 20 de abril de 2014

La rienda...

GPH
En nuestros desiertos hay una dupla amigable, entrañable, inseparable, es decir, el hombre y su caballo. El caballo, la primera nave para cruzar esta inmensidades polvorientas, leal, paciente. El caballo es compañía, es la riqueza del hombre, es el confidente en las jornadas bajo el sol y debajo de las estrellas. El ser humano en su egocentrismo suele decir ,opinar y afirmar cantidad de cosas sobre los caballos, que si son así, que si son asá. Pero no les preguntamos a estos buenos amigos y compañeros qué opinan de nosotros. Algunos viejos sabios de estas tierras si  han meditado largamente como el padre de Esteban  mi amigo de tantos años que decía: El caballo conoce por la rienda al que lo guía. ¿Que hay detrás de nuestra mano, detrás de esa rienda?  Lo que se dice de la rienda se aplica a la relación de todo humano con nuestros hermanos menores que si así los consideráramos, nuestro mundo respiraría aromas de afecto, cariño, compasión y respeto. 
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