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jueves, 23 de julio de 2015

Artes de la tierra

Cada pueblo tiene su sentido de la belleza, una estética propia -que es reflejo de su historia, de su ambiente natural marcado por el clima particular. Nuestro desierto ,desde tiempo ancestral, es para mí un mundo con artes brotadas de la tierra. Las casas se construyeron con adobe, tierra cocida bajo el sol. Sin ningún aderezo  de color ni refinamiento al tacto  -respetando la textura y el color natural de la tierra. Los muebles domésticos y de las escuelas fueron trabajados con madera al natural mostrando sus venas y la huella del tiempo, las ropas reprodujeron los colores de la tierra en variados tonos terracotta -tierra cocida-   Los metales se trabajaron en yunque y forja para elaborar las herraduras, clavos, aparejos de labranza y transporte como ruedas para las carretas.   El pulimento, el brillo, las finas texturas, los acabados brillantes y el colorido -que no fuera el de la tierra misma y el de los metales originales - no fueron importantes. Estas pequeñas observaciones nos muestran una relación de inmediatez, de comunión entre los hombres mujeres y su entorno que dio como resultado un mundo con artes de la tierra.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Julio en Buenos Aires .La Buenos Aires de Julio



Artigas 3246, en el barrio de Villa del Parque
Julio nació en Bélgica con la gran guerra del 14 en el siglo 20. A los 4 años la familia viajó Argentina y se instalaron en Banfield. La primaria la estudio en Buenos Aires con diarios viajes en tren y autobús. La familia que le quedó –madre, hermana y abuela- se mudaron a un barrio porteño tranquilo  - calle Artigas 3246, en el barrio de Villa del Parque. El futuro profesor de escuela paso temporadas en pequeñas poblaciones como Chivilcoy y Bolívar y a sus 30 fue a la recién nacida Universidad de Cuyo para enseñar literatura. Corrían los dos últimos  años – 1944,1945- de la segunda guerra y el surgimiento del peronismo. Después de la breve pero fructífera permanencia en Mendoza, Julio hizo su primer viaje a Paris en 1950 ,volvió a Buenos Aires y en 1951 vendió sus discos y sus libros y dejo su Argentina para siempre, instalándose en París   -en la precariedad austera y recortada, como sello de su vida. Atrás quedaron los café de la Once, la Perla, la esquina de Florida con Viamonte donde acudía Borges, el Luna Park del boxeo y los bares de jazz, sus amigos, sus amores, su mínima familia y el creciente peronismo.  ¿Cómo fue la relación de Cortázar con Buenos Aires? Le preguntaron a Julia Saltzmann: Entiendo que fundamental e intensa, amorosa y doliente a la vez. Quien se va, acepta tener su vida partida en dos, y esa condición marcó su literatura y quedó sintetizado en “el lado de acá” y “el lado de allá”. Lo encuentro indudablemente argentino en sus referencias, sus gustos, su lenguaje, incluso su vida en París también es una manera de ser argentino, pero por algo se lo lee y respeta en todas partes. Nunca y en ningún campo se ciñó a visiones estrechas, por eso es un clásico moderno, un escritor universal.[1] Julio visitó su Argentina 7 veces, la ultima en 1983 el año anterior a su partida del mundo. Como emigrante en Paris dijo Julio, evocando a su tierra: Ser hombre es estar continuamente recortado de algo, privado de algo. De esa privación, de ese sentirse recortado sólo nos salva el elegir la actitud más amable que podamos.










[1] Julia Saltzmann, jefa editorial de Alfaguara Argentina, habló con GACETA sobre el libro ‘Cortázar de la A a la Z’, que se acaba de publicar como homenaje en el centenario de su nacimiento, editado por Aurora Bernárdez, quien fuera esposa de Cortázar y su albacea testamentaria, y Carles Álvarez Garriga.

domingo, 20 de abril de 2014

La rienda...

GPH
En nuestros desiertos hay una dupla amigable, entrañable, inseparable, es decir, el hombre y su caballo. El caballo, la primera nave para cruzar esta inmensidades polvorientas, leal, paciente. El caballo es compañía, es la riqueza del hombre, es el confidente en las jornadas bajo el sol y debajo de las estrellas. El ser humano en su egocentrismo suele decir ,opinar y afirmar cantidad de cosas sobre los caballos, que si son así, que si son asá. Pero no les preguntamos a estos buenos amigos y compañeros qué opinan de nosotros. Algunos viejos sabios de estas tierras si  han meditado largamente como el padre de Esteban  mi amigo de tantos años que decía: El caballo conoce por la rienda al que lo guía. ¿Que hay detrás de nuestra mano, detrás de esa rienda?  Lo que se dice de la rienda se aplica a la relación de todo humano con nuestros hermanos menores que si así los consideráramos, nuestro mundo respiraría aromas de afecto, cariño, compasión y respeto. 
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