seguimos el descenso circular de un copo de nieve hasta posarse en ese lugar que desde la eternidad le espera,
revolotea un diminuto cardenal y sin parpadeo lo sigo hasta posarse sediento en la fuente de piedra negra con agua clara.
Miradas, percepciones, que desde siempre capturan nuestra atención total y plena -de la que el Buda Sakyamuni hizo uno de sus ocho caminos y que hoy se divulga como la "atención plena" o con el socorrido anglicismo de “mindfullness”. Estas escenas nos recuerdan el gozo de vivir en una presencia plena interior y exterior y no seguir ciegamente las rutinas que nos llevan a la inercia, al automatismo de cadáveres vivientes. Aquietarnos, serenarnos, respirar armoniosamente son las disposiciones adecuadas para desarrollar esta herramienta y actitud ante la vida: contemplar en medio de la acción de la vida diaria.
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