domingo, 15 de noviembre de 2015

Tiembla en nuestro desierto



Chihuahuan Desert, Solimonte
Nuestro desierto se caracteriza por que en el no hay temblores ni terremotos, salvo ligeros movimientos que hacen historia muy de vez en cuando. Pero cuando llega el otoño nuestro desierto tiembla bajo el paso del viento  y de ello dan cuenta todos nuestros arboles ,arbustos y pequeños setos sin olvidar a esa fina hierba de los campos y de los llanos sin fin. Otoño es tiempo de temblar .Las hojas verdes se tornan amarillas, naranja, ocre, marrón y algunas muestran  gris grafito. No deja del temblar, no de deja de soplar el viento y de manera callada,sin pausa y sin prisa una, miles, millones de hojas incontables descienden suavemente de las ramas y se convierten en un tapiz multicolor que dejaría atónito al más grande taller de tejedores. Legando su tiempo – que no es ni antes ni después-  se han desprendido, se han desapegado y con el paso de los días muchas hojas emprenden un vuelo que les llevará a echar raices en otras tierras. Otras hojas duermen al pie del árbol que les dio vida y se van convirtiendo en tierra, en alimento, en alma del alma de otros seres en una cadena invisible y perpetua de transformaciones. ¿Nos suena conocido este andar de la vida? Eso somos. Mientras tanto, el árbol sigue ahí con sus viejas raices ,con su sereno silencio.Testigo y presencia.


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