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domingo, 15 de noviembre de 2015

Tiembla en nuestro desierto



Chihuahuan Desert, Solimonte
Nuestro desierto se caracteriza por que en el no hay temblores ni terremotos, salvo ligeros movimientos que hacen historia muy de vez en cuando. Pero cuando llega el otoño nuestro desierto tiembla bajo el paso del viento  y de ello dan cuenta todos nuestros arboles ,arbustos y pequeños setos sin olvidar a esa fina hierba de los campos y de los llanos sin fin. Otoño es tiempo de temblar .Las hojas verdes se tornan amarillas, naranja, ocre, marrón y algunas muestran  gris grafito. No deja del temblar, no de deja de soplar el viento y de manera callada,sin pausa y sin prisa una, miles, millones de hojas incontables descienden suavemente de las ramas y se convierten en un tapiz multicolor que dejaría atónito al más grande taller de tejedores. Legando su tiempo – que no es ni antes ni después-  se han desprendido, se han desapegado y con el paso de los días muchas hojas emprenden un vuelo que les llevará a echar raices en otras tierras. Otras hojas duermen al pie del árbol que les dio vida y se van convirtiendo en tierra, en alimento, en alma del alma de otros seres en una cadena invisible y perpetua de transformaciones. ¿Nos suena conocido este andar de la vida? Eso somos. Mientras tanto, el árbol sigue ahí con sus viejas raices ,con su sereno silencio.Testigo y presencia.


sábado, 24 de enero de 2015

Un préstamo





¿Qué es un millón de años, de pesos, de dólares? Una gran cantidad, sin duda. Pero todo comienza con el número 1. Así, de manera similar, las grandes frases comienzan con el  pronombre Yo. El día que inventamos el yo nos lo tomamos muy en serio. Tan en serio que hay una especie de seres humanos que se conocen como Yo-yo y conocen poco al y menos al nosotros. Hay otro pronombre tremendo, el posesivo Mí. Con el Mí nació la lista casi interminable: mi vida, mi casa, mi perro, mi… Si mi vida fuera tan mía, nadie me la podría quitar. Pero cada día vemos que nuestra vida es un parpadeo y se extingue ,sea por las casualidades, los quereres de otros o un accidente. Para mi sorpresa ,suelo decir mi ciudad  -donde nací- pero cuando vuelvo a ella -de tarde en tarde- ya no la encuentro. Mis abuelos,  mis padres, mis amigos y conocidos del barrio están sólo  en mi memoria. Igual suerte ha corrido el paisaje. Donde hubo un campo con sauces y una acequia rumorosa, se levanta un centro comercial. El Yo, el Mí, la Vida, son un préstamo amable que nos han dado, pero nada más.

martes, 22 de abril de 2014

Recibir y devolver



GPH
Cuando llegamos desnudos a este mundo , la desnudez es en el plano físico pero en nuestro mundo interior tenemos preferencias, habilidades, y dones trasmitidos por nuestra madre y nuestro padre -y como semillas hemos de reconocerlas y trabajar con ellas, para que germinen y desarrollen en plenitud. Ese conjunto de dones o habilidades físicas y psíquicas son gratuitas pues vinieron con nosotros sin haberlas pedido. Conscientes de esa dimensión de nuestra vida, los viejos sabios de nuestro desierto nos recuerdan algo que todos sabemos, en el fondo de nuestra alma, pero solemos olvidar: La naturaleza nos regala dones sin pedirnos nada a cambio,pero nos las quita sin pedirnos permiso. Esos momentos son para madurar y crecer aceptando lo que se suele escuchar en este desierto: La vida me lo dio,la vida me lo podio,a la vida se lo entrego y en paz me quedo. Esta actitud aplica para nuestra relación con las personas, las cosas y nuestra llamadas pertenencias como la salud, la belleza, los objetos etc.