La vida no es una operación aritmética, ni una ecuación ni una fórmula química. La vida es más un sendero y un arte que se practica caminando en el camino único de cada cual y en el camino humano de todos los que en este mundo han sido, somos y serán. Los ciclos estacionales se suceden y me detengo en el otoño. Ese tiempo es en el desierto es para mi,serenidad,hondura,nostalgia,saboreo del mundo que quedó atrás….El otoño en el desierto, guarda la memoria de nuestros encuentros, de nuestras meditaciones calladas y el relato de una tarde entre dos íntimos amigos. Somos, en el desierto, una cultura silente, donde lo importante va más allá de lo que nos decimos, callamos y escuchamos al otoño y su rumor. El otoño es el centro en el que nos encontramos y celebramos nuestra amistad. Es inolvidable, para mí, en este silencio otoñal el mínimo verso de Kyoshi:
Él dijo algo,
Yo dije algo…
¡Qué hondura la del otoño!
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