sábado, 5 de junio de 2010

Escúchame con los ojos

Estaba dejándome llevar por el cansancio para sumergirme en el sueño mientras el avión en el que viajaba, se esforzaba por mantenernos serenos durante una turbulencia. Una mujer y su niña como de 5 años fueron mis compañeras de viaje. La madre estaba entre cansada, tensa y fastidiada. La niña, por el contrario, era un ramillete de excitación, de preguntas y asombros pues, imagino, que fue su primer vuelo. Al darse cuenta de que su madre fingía no escucharla la niña la tomó del brazo y le dijo, entre súplica y orden: Escúchame con los ojos, mamá. Me sonreí por la maravillosa capacidad de la niña para invertir el orden de los sentidos y darle fuerza a su demanda. Aprendí pues que, podemos escuchar con los ojos, leer con los dedos, ver con los oídos, sentir con la mirada, gustar con el tacto y así otras tantas maravillas que me enseñó esa niña de 5 años.

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