Hubo una mujer que nació y vivió en un desierto nevado. Vivió escasos 31 años. De cuna rica llegó a la extrema pobreza, el hambre, la tuberculosis y la depresión que la devoró. Pero en medio de esa vida atravesada por la revolución rusa, floreció su poesía que es como una estrella rutilante en medio de la oscura noche. Han pasado muchos años desde entonces, y las negras noches también se dan en el siglo 21. Por eso la poesía de Edith Södergran es el recuerdo de que se puede tener un espíritu libre, leve, en medio de la pesada oscuridad que cubre a nuestro desierto.
Espuma
Bebemos la espumosa
champaña de la vida,
leves como espuma,
diáfanos,
corazones de champaña...
Ojos de champaña,
promesas te guiña el cielo.
Pies de champaña -
sigan las estrellas.
Espíritus de champaña.
¡la copa se entusiasma en su mano!
-Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen
1 comentario:
hermosa lecciòn,
vive tiempos difìciles y nos enseña a percibir la vida màs allà de nuestra condiciòn humana. Admirable!Gracias.
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