sábado, 31 de julio de 2010

Una rana en un pozo


Decían en el antiguo Japón que la forma del mundo dependía de la mirada que cada rana tenía en su pozo. Comprendemos, por un lado, la subjetividad de la mirada de cada cual y por otro lado, la limitación que tiene cada perspectiva o mirada sobre la realidad. Siguiendo en la misma línea, los viajes nos permiten entrar en contacto con las diversas miradas que sobre el mundo tenemos los humanos que nos encontramos en el camino. Las actitudes abiertas o cerradas ante las realidades humanas llevaron a los antiguos habitantes del Japón a concluir que una rana en un pozo no conoce el gran mar. Mi hallazgo en estos días me ha permitido constatar que hay personas que aunque viajen no lo hacen con un espíritu abierto y flexible y siguen viendo el mundo desde la estrecha mirada de su propio pozo.

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