Mi infancia no sería la que fue sin la presencia de mi abuelo que me enseñó a leer en las hojas de diario El Pueblo y sin un maestro de literatura que me permitió ver el largo camino de la piedra áspera de las alturas cordilleranas . Bajo la suavidad intensa, perpetua, de las aguas del rio se convierte, al final del camino, en un canto rodado -que, sin perder su entereza, ofrece una suavidad como el agua misma. Leer, enseñar a leer al que no sabe. Escribir, enseñar a escribir a quien no sabe. Tareas formidables como la del canto rodado. Hay otra tarea titánica, traducir, para quien ignora, una carta de amor a otra lengua. Viene a mi mente la profesora retirada quien, en la estación central de los ferrocarriles en Rio de Janeiro, -sentada en un banquito sostenía en sus piernas una vieja máquina de escribir para dar a luz las cartas soñadas y rumiadas por los campesinos y las sirvientas –ágrafas, analfabetas- Viene a mi mente el joven Julio quien se hace cargo de la oficina de una amigo traductor sin título profesional y ahí conoce Freddy Guthman quien cobraba cinco pesos por escribirles unas cartas en inglés o en francés a cuatro o cinco prostitutas amigas que recorren la zona del puerto . Al joven Julio le parece interesante esa práctica de traducción, esa práctica de empatía psicológica con los sentimientos de las mujeres y durante un año consideró que sería cruel privarlas de ese servicio. Escribir, finalmente, es una traducción de las íntimas experiencias vividas puestas en el cauce de los vientos y en el cauce las aguas.
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
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