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miércoles, 24 de febrero de 2016

Los dos amigos




Ahuehuete -Árbol viejo-
Contó el maestro Don Miguel León-Portilla que se encontraron un maderero de Wisconsin y un indígena mexicano bajo un gran Ahuehuete en la sierra mexicana. Se saludaron y cobijándose bajo su sombra el maderero pensó: Este gigante árbol me puede producir tantos por tantos pies cúbicos de madera que al precio del mercado me darán tantos y tantos dólares. El indígena mexicano  pensó: Este hermoso Ahuehuete lea ha dado vida y sombra a mis abuelos, a mis padres , a mi y a los que vengan. Este viejo ahuehuete es como mi padre y mi madre, gracias a él vivo.

Estas dos visiones de la natura, de lo vivo, del mundo y del ser humano parecieran contrapuestas como el agua y el aceite que no se mezclan. Pero si las dos visiones las han generado humanos ha de haber una manera de conciliarlas como la sabia frase que dice: “El ser humano no debe vivir para comer sino comer para vivir”  Si tomamos de la naturaleza lo suficiente para vivir alcanzará para todos y la naturaleza no sufre ni se desequilibra.

El problema es convertir a la naturaleza en un botín , la  rapiña y ver en ella sólo el valor del dinero  y el dinero que nos puede dar.

¿Dónde y cómo se cambia este mirada y esta actitud? Se cambia en el corazón y el corazón habita dentro de uno, pero se nutre en el hogar, se nutre en la escuela y en la sociedad humana.
¿Cómo son nuestros hogares, escuelas y sociedad? Revisemos el punto y tendremos la respuesta y la guía para la acción.



sábado, 31 de julio de 2010

Una rana en un pozo


Decían en el antiguo Japón que la forma del mundo dependía de la mirada que cada rana tenía en su pozo. Comprendemos, por un lado, la subjetividad de la mirada de cada cual y por otro lado, la limitación que tiene cada perspectiva o mirada sobre la realidad. Siguiendo en la misma línea, los viajes nos permiten entrar en contacto con las diversas miradas que sobre el mundo tenemos los humanos que nos encontramos en el camino. Las actitudes abiertas o cerradas ante las realidades humanas llevaron a los antiguos habitantes del Japón a concluir que una rana en un pozo no conoce el gran mar. Mi hallazgo en estos días me ha permitido constatar que hay personas que aunque viajen no lo hacen con un espíritu abierto y flexible y siguen viendo el mundo desde la estrecha mirada de su propio pozo.