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miércoles, 24 de febrero de 2016

Los dos amigos




Ahuehuete -Árbol viejo-
Contó el maestro Don Miguel León-Portilla que se encontraron un maderero de Wisconsin y un indígena mexicano bajo un gran Ahuehuete en la sierra mexicana. Se saludaron y cobijándose bajo su sombra el maderero pensó: Este gigante árbol me puede producir tantos por tantos pies cúbicos de madera que al precio del mercado me darán tantos y tantos dólares. El indígena mexicano  pensó: Este hermoso Ahuehuete lea ha dado vida y sombra a mis abuelos, a mis padres , a mi y a los que vengan. Este viejo ahuehuete es como mi padre y mi madre, gracias a él vivo.

Estas dos visiones de la natura, de lo vivo, del mundo y del ser humano parecieran contrapuestas como el agua y el aceite que no se mezclan. Pero si las dos visiones las han generado humanos ha de haber una manera de conciliarlas como la sabia frase que dice: “El ser humano no debe vivir para comer sino comer para vivir”  Si tomamos de la naturaleza lo suficiente para vivir alcanzará para todos y la naturaleza no sufre ni se desequilibra.

El problema es convertir a la naturaleza en un botín , la  rapiña y ver en ella sólo el valor del dinero  y el dinero que nos puede dar.

¿Dónde y cómo se cambia este mirada y esta actitud? Se cambia en el corazón y el corazón habita dentro de uno, pero se nutre en el hogar, se nutre en la escuela y en la sociedad humana.
¿Cómo son nuestros hogares, escuelas y sociedad? Revisemos el punto y tendremos la respuesta y la guía para la acción.



domingo, 8 de septiembre de 2013

Va de vuelta...

Acompañé a un viejo amigo médico a su despedida de las aulas  por donde vio el ingreso y la partida de no pocas generaciones de estudiantes. Al terminar el sencillo encuentro -preñado de emociones, sentimientos y recuerdos, le pregunté ¿Cómo te imaginabas este día? 'Me lo imaginé como un día cierto pero sin rostro, no podía precisar en modo alguno cómo sería ... pero sabía que sí vendría. Ahora sé que aunque no vuelva a las aulas me quedan algunas cosas pendientes ... entre ellas el vivir lo que me reste con gratitud.' Nos dimos un abrazo y en esos pasos que me llevaron hasta el parque donde me esperaba mi camioneta  -que de haber sucedido esto hace 100 años, hubiera sido mi caballo- recordé la presencia de Borges que me decía al oído -como suele hacerlo : Así voy devolviéndole a Dios unos centavos del caudal infinito que me pone en las manos.

martes, 22 de marzo de 2011

Ni los gavilanes

La gente del desierto tiene su peculiar forma de encarar los tiempos difíciles y recurre a las metáforas  que son el libro abierto de la vida. Mi amigo Esteban, comentando sobre las apreturas económicas en la que estamos la mayoría de pobladores me dijo: Estos años están de ajuste y ajuste que ni a los gavilanes les crece el plumaje. Esta expresión pone de manifiesto, entre otras muchas lecturas, que todos los seres vivos pertenecemos a una gran familia interdependiente y todos nos vemos apurados por la situación imperante. De ella no se libran ni los gavilanes.

miércoles, 12 de enero de 2011

Un potrillo y un humano

Un buen amigo ranchero de estas tierras me comentó el dato curioso de nuestra especie humana donde llegar a ser una persona completa, madura y desarrollada es un portento pues hay infinitas variables e imponderables que pueden y de hecho frustran esa aspiración. Pensemos en William Shakespeare, cumbre de la literatura, y sin embargo su hijo murió sin saber leer ni escribir. De aquí podemos concluir que la especie humana requiere de tantos y tantos apoyos y cuidados por su gran fragilidad. No así sucede con otras especies vivas, por ejemplo un potrillo quien, a los pocos minutos de nacer, se pone de pie en sus cuatro extremidadades, se amamanta y sigue a su madre. El camino humano es largo y lento para desarrollarnos, crecer y aprender. Por ejemplo, tiene que transcurrir 1 año para que yo sostenga la cabeza y 1 año y medio para caminar, 2 años para articular algunas palabras y 4 años para comunicarme en el idioma de mis padres. Una vez que estoy escolarizado necesito pasar casi un tercio de mi vida estudiando los conocimientos básicos que me permitan participar en la sociedad como persona productiva y mi vida útil, en promedio, no va más allá del segundo tercio de la vida. Todo parece señalar que nuestra vida humana está llamada a manifestarse como un proceso de calidad más que de cantidad de años vividos.





lunes, 18 de octubre de 2010

Pocos pelos, pocas balas

Un viejo amigo de este desierto es un perfecto representante de nuestra forma de hablar. Bromista consigo mismo, contundente, directo, breve. Un día le pregunté que cómo fue de joven. Me respondió en su estilo: pues mire usted, siempre fui de poco pelos pero bien peinados. Esta expresión que le retrata de cuerpo entero me dice de su pulcritud, su cuidado personal y la aceptación de lo que le fue dado, poco cabello pero llevado y traído con esmero y orden, como reflejo en otras esferas de su vida. Este amigo me dijo en otra ocasión: fui hombre de pocas balas pero muy certeras –frase claridosa que no deja lugar para ambivalencias entre la gente del desierto.