miércoles, 12 de enero de 2011

Un potrillo y un humano

Un buen amigo ranchero de estas tierras me comentó el dato curioso de nuestra especie humana donde llegar a ser una persona completa, madura y desarrollada es un portento pues hay infinitas variables e imponderables que pueden y de hecho frustran esa aspiración. Pensemos en William Shakespeare, cumbre de la literatura, y sin embargo su hijo murió sin saber leer ni escribir. De aquí podemos concluir que la especie humana requiere de tantos y tantos apoyos y cuidados por su gran fragilidad. No así sucede con otras especies vivas, por ejemplo un potrillo quien, a los pocos minutos de nacer, se pone de pie en sus cuatro extremidadades, se amamanta y sigue a su madre. El camino humano es largo y lento para desarrollarnos, crecer y aprender. Por ejemplo, tiene que transcurrir 1 año para que yo sostenga la cabeza y 1 año y medio para caminar, 2 años para articular algunas palabras y 4 años para comunicarme en el idioma de mis padres. Una vez que estoy escolarizado necesito pasar casi un tercio de mi vida estudiando los conocimientos básicos que me permitan participar en la sociedad como persona productiva y mi vida útil, en promedio, no va más allá del segundo tercio de la vida. Todo parece señalar que nuestra vida humana está llamada a manifestarse como un proceso de calidad más que de cantidad de años vividos.





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