En estos días de tanto desasosiego, violencia y ansiedad paranoica que vivimos en toda la patria somos muchos los que nos preguntamos cómo fue que llegamos al punto en donde nos encontramos con 36 mil muertos en la conciencia colectiva. Nos sentimos pasmados y perplejos, con profundos sentimientos encontrados, con la imaginación paralizada y la acción dubitante. En medio de esta confusión creo que es útil hacer un diagnostico integral y podríamos concluir provisionalmente en los siguientes tres puntos:
1. Nada se da socialmente hablando, de manera espontánea. Casi todo es producto de una causa y ésta a su vez es producto de otra causa precedente.
2. Nada se da de pronto pues aún los fenómenos más repentinos –como un rayo- tuvieron su proceso embrionario, de germinación y de aparecer bajo la luz.
3. Cada generación humana recoge lo que la generación precedente sembró.
Considero que estos tres puntos son el inicio de una meditación, de una reflexión metódica y ferviente hasta llegar al fondo de las cosas. Cuando podamos hacer el inventario podremos seguir a los pasos de la acción remedial de raiz que nos lleven más allá de la violencia y de la injusticia.
1. Nada se da socialmente hablando, de manera espontánea. Casi todo es producto de una causa y ésta a su vez es producto de otra causa precedente.
2. Nada se da de pronto pues aún los fenómenos más repentinos –como un rayo- tuvieron su proceso embrionario, de germinación y de aparecer bajo la luz.
3. Cada generación humana recoge lo que la generación precedente sembró.
Considero que estos tres puntos son el inicio de una meditación, de una reflexión metódica y ferviente hasta llegar al fondo de las cosas. Cuando podamos hacer el inventario podremos seguir a los pasos de la acción remedial de raiz que nos lleven más allá de la violencia y de la injusticia.
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