Tenía yo escasos 12 años
cuando escuché dos hermosos conciertos para violín -Max Bruch y Félix Mendelssohn- interpretados por
el magnífico Yehudi Menuhin. En ese tiempo sólo podía admirarlo como lo que fue
-un solista y director de orquesta espléndido. Pasaron los años y fui
descubriendo otras facetas de su vida y entre ellas destaco su dedicación para
que la música no se quedara en un placer para los oídos en millones de seres
humanos sino que fuera un instrumento
para transformar nuestra
sensibilidad, iluminar nuestra conciencia y mejorar nuestra relaciones
interpersonales. Este buen hombre le dio la vuelta al planeta y bien supo de las diferencias entre los seres humanos
desde pequeños hasta ancianos. Cuando le preguntaron, en cierta ocasión, qué
hacer con los niños con la ayuda de la música, comentó con luminosas palabras: Reconciliar al mundo es demasiado
ambicioso, pero al menos se puede formar a los niños para ser respetuosos hacia
las diferencias, que son lo único que nos permite aprender: Si todos fuéramos
iguales, no podríamos ofrecernos nada unos a otros.
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
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