martes, 7 de enero de 2014

Navegantes

En el inicio del año intercambiamos saludos efusivos y parabienes mutuos, se despiertan sentimientos de gratitud y recordamos a quienes nos acompañan de otra manera aunque sus sillas están vacías. Desear un nuevo y buen año compuesto de 365 días se parece a desear el buen inicio de un viaje  -que si bien sabemos cómo lo iniciamos no sabemos cómo llegaremos al final del mismo e ignoramos todo lo que se presentará en la navegación. Naveguemos en la tierra en medio de nuestros senderos del desierto, naveguemos en el mar de arriba llamado cielo o en el mar de abajo  llamado océano, el año es una navegación. Como buena navegación hay algo que nosotros no podemos controlar en absoluto y es la fuerza y la dirección  del viento. Bien los saben los navegantes,viento en proa,viento en popa,viento a babor viento en estribor, siempre viento que precede a la calma y viento que sucede a la calma en una alternancia sin fin. Navegar es mirar de frente a los vientos venturosos, desventurados y perversos, pero ¡siempre vientos! Así que si algún deseo abrigo para el año es que tengamos 365 intentos para elegir la mejor actitud ante el viento de  la jornada navegada de cada día.

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