jueves, 8 de mayo de 2014

Conversen

Lo que voy a compartir sería incomprensible hace treinta años, pues  no contábamos con la red -internet- y mucho menos con el servicio  conexión inalámbrica -wi-fi-. Nuestro mundo ha cambiado y nosotros con él. El  café de la esquina, por ejemplo, fue  un lugar de lectura reposada del periódico, los suplementos  y revistas culturales.  El café, lugar de encuentro entre amigos para tomar el espresso y compartir  sus inquietudes sobre la vida cotidiana, el acontecer nacional y mundial. Algunos acudían al cafe para escribir y de ahí han salido capítulos, cartas, ensayos, poesía, historia, novelas, guiones de radio y conferencias. Hoy, sin embargo, el café ha entrado en la corriente de ofrecer el servicio inalámbrico y algunos clientes lo exigen. Pero, como todo suele tener su excepción, encontré un cafecito en Córdoba que tenía un letrero similar  que decía: No tenemos wi-fi, conversen entre ustedes.  Le agradezco a la vida que nos dio el grano del café, las manos que lo sembraron cosecharon, tostaron, molieron y a quienes nos lo ponen humeante en la mesa en una blanca y pequeña taza de cerámica o porcelana.Y agradezco que todo ello sirva para encontrarnos con nosotros mismos y con quienes apreciamos, queremos y amamos...sin necesidad de contar siempre con la conexión a internet  que -sin dejar de ser útil-  no tiene que estar metida hasta en nuestra taza de cafe.

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