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Pienso en los niños y su
reino está asociado a los juguetes, a los jugueteros. Los pasos me llevaron a
una casona san miguelense donde vive el Museo del Juguete Popular Mexicano
compuesto de dos mil piezas gracias al amor de la Sra. Tijerina -quien los fue juntando a lo largo de
cincuenta años. Hoy ,ese regalo es para todos los mexicanos y no mexicanos
visitantes. Los juguetes como los dulces y las dulcerías son vitales para los
niños como el aire, el agua, la comida. En los juguetes está el aire, el agua,
la tierra y el fuego. Juguetes forjados al fuego, hechos de madera de árboles y
fibras naturales. Los juguetes son seres vivos que respiran, ríen y construyen
nuestras vidas y afectos. A qué jugamos, a qué jugué? ¿Cuál fue mi juguete añorado,
el preferido, el que gané o perdí? ¿Con quién jugaba, cómo jugaba? Algunas
preguntas que esta visita despertó en mi memoria de los afectos. Los juguetes
tienen reinos llámese el reino de jugar
a la casita, a los esposos, a la escuela y la oficina, al cuartel y al doctor
–sin olvidar la tiendita- Ahí aprendimos los futuros papeles de la vida.
Tamborcitos, casitas, ollitas de barro, camioncitos de lámina, de madera,
soldaditos de plomo y hojalata muñecas,alebrijes fantásticos, luchadores,
instrumentos musicales,trompos,canicas o bolitas de vidrio,
matracas,escaleras,baleros o yoyo, sonajas, son algunos habitantes coloridos y
amorosos de este casa museo. Come el niño rico y mal come el niño pobre e igual
con el juego. No importa ni la calidad, ni el precio del juguete, pero jugar es
como respirar. Juega el principito de Asturias o la niña de Obama pero igual
necesita jugar el niño y la niña en la Franja de Gaza en medio de la tierra,
las bombas ,el horror . El juguete y el juego no conoce fronteras, ni clases
sociales. El juego y el juguete es tan nuestro como nuestra piel, como el latir
de nuestro corazón.
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