No hay iglesia mexicana
sencilla o suntuosa que no cuente con su puesto de garnachas o antojitos rebosantes
de gracia y de grasa –y mejor si es a la caída del sol para entrarle con
singular entusiasmo a la oferta desplegada. La gente primero va por el alma,
para agradecer,celebrar,pedir perdón, auxilio o aceptación de las partidas inevitables.
La gente va por lo segundo y derechito se dirige al puesto para darle un mimo
al cuerpo –porque al alma ya le dio lo que necesitaba en el recinto de los
cielos- Será esquite, elotes asados,
camotes, elotes con mantequilla,crema,queso y chile,gorditas,tamales,tacos
diversos ,todo es bienvenido para dibujarnos una recatada sonrisa de panza
llena y corazón contento y sígale para su casa. El cielo y la tierra se
hermanan en el atrio de las iglesias mexicanas. He de anotar que junto a la
comida, toda iglesia atare a esa invisible familia de necesitados, el
anicano,el enfermo, la viejita, el niño sin padres, el hombre cuyas facultades
mentales viajan por otros reinos que no son el terrestre. Ellos tienen a la
Iglesia por casa y cada casa tiene a esa familia que aparece y desaparece al
compás de las horas y del tañido de las campanas…
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
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