Un momento especial en los recién nacidos es abrir los ojos.
Pasan los tiempos y el acto fisiológico de abrir los ojos lo comprendemos en otra
dimensión como el “darnos cuenta” de ¿quién soy, dónde estamos, cuál es el para
qué de la vida humana y el para qué de este pequeño planeta ? Sin embargo es
común que suceda:
No todos abrimos los ojos del “darnos cuenta” a tiempo
No todos los que "vemos" hemos abierto los ojos
No todos los que "miramos"…vemos
Darse cuenta muy tarde en la vida es como un remedio que llega tarde.
Comenzamos a “ver” cuando ya echamos la vida por la borda con
casa, cosas, salud, amores.
Es tarea ardua, cuesta arriba, despertar el entendimiento a
quien no tiene voluntad.
Es más ardua y difícil la tarea de despertar la voluntad a
quien no tiene entendimiento.
De estas personas se aprovechan otros al observar que son
sordos para escuchar y no abren los ojos para ver.
Y para terminar dicen los viejos rancheros de nuestro amado
desierto: Infeliz el caballo si su amo no tiene ojos, mal engordará… y así en los
otros planos de la existencia.
-Inspirado por B Gracián.
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