jueves, 11 de junio de 2015

Los trabajos del alma


Cara de piedra, cara de palo, cara de “poker”, cara de payaso, cara de acero, cara  de yeso –y de cuanto material que sea duro- Todo ésto para referirnos al aspecto de un rostro humano. Del tierno, suave, blando, sonrosado rostro de un bebé a los rostros que se pasean por la calle o están recluidos, tendidos en una vereda, ahogados por el alcohol u otras sustancias  o con la mirada perdida a través de un cristal en un asilo…hay gran diferencia. La acumulación de experiencias y tiempo. Pese a todo ,  cada rostro humano sigue y seguirá siendo un libro abierto que podemos leer y en el que nos podemos mirar como en un espejo. Sabedor de estos finos pliegues del cuerpo y del alma humana  A.Huxley anotó breve y sabiamente: La cara no es jamás opaca del todo; el alma se muestra a través de sus muros.

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