jueves, 19 de noviembre de 2015

Dos cadenas






Algunas preguntas  para niños y viejos y hoy somos o niños o viejos…
¿Quién tiene un arma en las manos, en la tierra, en el aire, en el agua?
¿Quién aprieta el gatillo, quién aprieta el botón?
¿Dónde aprendió esa habilidad?
¿Dónde compró esa arma?
¿Con qué dinero la compró?
¿Quién se dedica a vender las armas y cuánto gana?
¿Quién las fabrica en grandes cantidades?
¿Cuánto ganan en un año los que fabrican las armas?
¿Quién diseña las armas?
¿Quién se pasa la vida imaginándolas más potentes,más letales,más criminales?
¿Cuántos científicos, ingenieros,  técnicos,  comerciantes forman esa cadena?
¿A dónde se va ese dinero, qué bancos lo guardan lo comercian?
Cuando un ser humano muere por un arma  hay una cadena de responsabilidades que no se debe pasar por alto.

Cuando un bisturí ,una vacuna, está en unas manos

¿Quién opera, cuantos años dedicó a estudiar?
¿Quién le enseño el arte de curar y sanar?
¿Quién inventa, diseña, fabrica, provee de instrumental y medicamentos?
¿Quién pasa su vida al pie del dolor, de la fiebre, de la agonía?
Cuando un ser humano sana, cuando salva la vida hay una cadena de humanidad y compasión

En las calles de  todo México, de Beirut, Damasco, Palestina, Bagdad, Libia o Paris  se encuentran esas  dos cadenas humanas: unas luchando para matar, otras luchando para salvar, al mismo tiempo…

¿Qué sucedería con nuestro mundo juntando toda esa ciencia, toda esa creratividad, todo ese dinero  al servicio de la vida, para convivir pacíficamente, justamente?

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