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lunes, 28 de julio de 2014

Observador y observado





R Doisneau/GPH
R Doisneau/GPH
La percepción es una de las joyas de la vida humana  -en la medida de ser un proceso que integra a todos los sentidos que aportan información para que nos formemos una imagen completa de la realidad, con el hilo conductor de nuestro pensamiento y reflexión. Parte importante de toda percepción es la presencia del observador y el objeto observado. En una  mirada desde afuera y lejos ustedes,amigos,leen estas líneas que yo he escrito. Mis líneas comentan dos hermosas fotografías en blanco y negro  de R Doisneau  de su amada Paris.  Tenemos como fondo el Panteón de París y en la vereda se encuentra un pintor que pinta a una mujer como si fuera la Maja desnuda, inspirado por una mujer recostada en una banca . La segunda fotografía incorpora en la misma escena a un hombre que pasea con su perrito Fox Terrier y se detiene a contemplar al pintor y a su modelo. Tenemos una sucesión de observadores y sus objetos observados hasta llegar a ustedes los lectores. Esta es una muestra de la cadena mágica de percepciones ,ad infinitum, que constituyen lo que llamamos la realidad. Algo así como las fotos fijas que, unidas, constituyen la película de nuestras vidas construida sobre pequeños eventos de nuestra cotidianidad. Saber fijarse en ellas y mostrarlas es obra de un ser sensible  y artista como este fotógrafo de la vida.


lunes, 21 de octubre de 2013

Nuestro paisaje





Paquimé, Desierto de Chihuahua
Nuestro  buen José Saramago[1] fue hombre de la tierra, de los barros y riadas, de los olivos y de las causas humanas. Bien pudo vivir en la montaña, en la orilla del mar o en nuestro desierto. Su alma universal le permitió meditar sobre nuestro paisaje. ¿Qué es el paisaje? El paisaje es una extensión de terreno que se ve desde un sitio y lleva implícita la existencia de un observador y de un observado -el terreno. Hay paisajes exteriores y paisajes en nuestra vida íntima. Pero volviendo los ojos a nuestro amado desierto, impresiona sobremanera, el gran paisaje sobre el cual  José anotó : “Lo que más hay en la tierra es paisaje. Por mucho que falte del resto, paisaje ha sobrado siempre, abundancia que sólo se explica por milagro infatigable, porque el paisaje es sin duda anterior al hombre y, a pesar de tanto existir, todavía no se ha acabado. Será porque constantemente muda: hay épocas del año en las que el suelo es verde, en otras amarillo, y luego castaño, o negro. Y también rojo, en algunos sitios, que es color de barro o de sangre sangrada”. Los humanos han cruzado nuestro desierto durante miles de años y lo seguirán haciendo pero el paisaje no se agotará fácilmente  y ahí reside su asombroso misterio de mutación, silencio y sencillez.



[1] Alzado del suelo,1980