Paquimé, Desierto de Chihuahua |
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
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lunes, 21 de octubre de 2013
Nuestro paisaje
martes, 12 de febrero de 2013
Venustas, Firmitas, Utilitas
El paisaje de nuestro mundo o natura se ha visto transformado a lo
largo de siglos por la presencia de las obras humanas que constituyen la
llamada cultura. Una parte importante
de la cultura son las edificaciones arquitectónicas. Lo de arquitectónica deriva de arquitectura y ésta es un arte
acompañado de una técnica. El arte de diseñar y construir espacios
favorecedores de la vida humana plena. Me he preguntado por ¿cuál es el alma de
la arquitectura? y descubrí lo que los antiguos decían: son tres cualidades que
han de brillar en cada obra, La Belleza, la Firmeza y la Utilidad. Una obra
resplandece en la medida en que su concepción ,su trazo, su volumen forman un conjunto bello. Además está el
elemento de la firmeza o sustentación grácil y firme a la vez –tan firme como
estar en la tierra pero aspirar al cielo. Por último cada obra arquitectónica
ha de ayudar para resolver algún aspecto complicado tornándolo útil para la vida humana en
términos de costo y calidad de vida.
viernes, 25 de enero de 2013
Café y humo
La gente en nuestro desierto, lo sabemos bien, es sobria como el paisaje,
llana y sentenciosa -fruto de observar largamente, meditar largamente, vivir
calladamente. Nos preguntaremos ¿a qué se deben esos rasgos?. En buena
medida es una respuesta a las grandes distancias y silencios del paisaje. Desde
hace siglos, los primeros pobladores tenían sus casas retiradas o sólo en
pequeñísimos poblados. Así lo requería una vida agrícola y ganadera organizada
en torno a los ranchos. Cada ser humano tenía a
su disposición largas horas para las caminatas, la crianza de los animales, las
siembras y todo cesaba al caer el sol. Se encendía el fogón de la casa o la
fogata al aire libre y pasaba de mano en mano el café, el tabaco y el tiempo
callado. De ahí se resume todo en una frase sabia: Nada es eterno. El
café se enfría, el humo se disipa, el tiempo pasa y la gente cambia.[1]
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