viernes, 25 de enero de 2013

Café y humo



La gente en nuestro desierto, lo sabemos bien, es sobria como el paisaje, llana y sentenciosa -fruto de observar largamente, meditar largamente, vivir calladamente. Nos preguntaremos ¿a qué se deben esos rasgos?. En buena medida es una respuesta a las grandes distancias y silencios del paisaje. Desde hace siglos, los primeros pobladores tenían sus casas retiradas o sólo en pequeñísimos poblados. Así lo requería una vida agrícola y ganadera organizada en torno a los  ranchos. Cada ser  humano tenía a su disposición largas horas para las caminatas, la crianza de los animales, las siembras y todo cesaba al caer el sol. Se encendía el fogón de la casa o la fogata al aire libre y pasaba de mano en mano el café, el tabaco y el tiempo callado. De ahí  se resume todo en una frase sabia: Nada es eterno. El café se enfría, el humo se disipa, el tiempo pasa y la gente cambia.[1]






[1] - Inspirado por Frases Sabias de un amigo tuitero.

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