Como sabemos bien, la democracia es una forma de organización social y política donde impera el gobierno de la mayoría o que la mayoría ejerce el poder de nombrar a sus gobernantes que son ,teóricamente, sus servidores a sueldo, para el desempeño de las labores de conducción del vehículo social llamado patria,nación,estado. Una democracia fue la diseñada por los griegos y otra muy diferente la que vivimos en el siglo XXI con sus matices particulares en los 5 continentes de nuestro planeta. Hay democracias operantes e inoperantes, escenográficas y reales, participativas y de cúpulas o élite. Hoy notamos que después de caído el socialismo soviético hace 25 años, las democracias occidentales no han experimentado una mejoría y un bienestar generalizado para los cientos de millones de ciudadanos sino, todo lo contrario. Hay un desencanto con las llamadas tele democracias. Ahora, las tensiones estructurales en las democracias modernas no son tanto entre izquierda y derecha, sino entre pueblo y élite. Las elecciones están perdiendo su significado de opción entre alternativas y se transforman en procesos de confrontación del pueblo con las élites. Los ciudadanos se alejan masivamente desencantados de sus líderes que instalados en el poder, se dedican a cumplir los compromisos con sus patrocinadores -que pagaron sus campañas- y no a velar por el cumplimiento de la agenda que beneficie cualitativamente a la comunidad humana que los eligió. Esta reflexión viene a mi mente por la noticia que muestra el descenso del número de democracias en el mundo que ahora son 116. Pese a todo algo bueno queda en claro:el poder y la responsabilidad de que el mundo cambie para bien está en los ciudadanos y somos la mayoría.Que no nos de miedo emplear ese buen poder.
-Fueron 123 en 2006 y en 2010 son 116.Fuente,ONU.
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