otro día alguien compuso una canción,
otra noche fue el nacimiento de un poema.
Así sucedió, un día fueron jóvenes y desconocían su destino que hoy admiramos convertido en
el gran escritor,
el gran pintor,
el gran músico -igual hombre que mujer, igual mujer que hombre.
Uno expresa lo que siente que debe salir y volar para convertirse en palabra de otros y canción de otros labios, Mis Cartas no son la excepción. Mientras juego con las palabras recuerdo a Marina que nos dejó estas líneas:
Mis versos, escritos tan temprano
que no sabía aún que era poeta,
inquietos como gotas de una fuente,
como chispas de un cometa.
[1] Marina Tsvatáieva (1892-1941)
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