martes, 5 de febrero de 2013

Una carga



Hesíodo
Que todas nuestras acciones tienen consecuencias personales, sociales, comunitarias no cabe la menor duda. Desde los antiguos tiempos suena la admonición que recuerda: las culpas de los padres llegan hasta la quinta generación. Estamos considerando el asunto de la llamada fama o reputación de los seres humanos. Se trata de una esfera que parte del mundo personal e íntimo  -donde sólo nosotros sabemos nuestra verdad-  hasta la esfera social donde estamos bajo el escrutinio público por causa de nuestras conductas. La reputación personal es frágil, sumamente frágil como una casa bajo el huracán. Lo que llevó años en ser construido puede ser barrido en segundos. El viejo y sabio historiador Hesíodo lo dijo lacónicamente: Una mala reputación es una carga ligera de levantar, pesada de llevar y difícil de descargar

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