Ver o mirar, oír o escuchar, es una dupla
sensorial que me remite al humanísimo tema de las percepciones que sobre la llamada realidad podemos tener o no
tener. Solemos quedarnos en un extremo del dilema y ,por otro lado, podemos aprender una forma
integradora que diga : no sólo veo sino también miro, no sólo oigo sino
también escucho. Lo común es perdernos de los aspectos más valiosos de la vida
y así lo señaló Don Ata[1] inspiradamente:
Para
el que mira sin ver,
la
tierra es tierra nomás.
Nada
le dice no la Pampa
ni
el arroyo ni el sauzal.
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