sábado, 8 de marzo de 2014

Manos abiertas




GPH
Los niños aprendemos  el 1,2,3,  o el a,b,c de la vida como se suele decir. Los aprendizajes se hacen a veces por el canal de la mente ,del corazón o de la práctica. En el desierto  se aprende  en buena medida de la práctica de la vida diaria. Somos observadores desde que nace el día hasta que se va. Los vientos, las nubes y sus formas, la altura del sol, el comportamiento de la arena y el vuelo de las aves, así como sus cantos forman las páginas de lectura de nuestro libro natural. Jugar con la arena dejándola volar , moldear el barro, son tareas ancestrales. El sabio Dogen anotó esta observación: Si cerramos el puño, obtendremos un puñado de arena. Si abrimos las manos, toda la arena del desierto pasará por ellas. Por algo decimos en estas tierras como elogio de la generosidad: es un hombre de manos abiertas. Expresión para designar a quien da y recibe con la misma sencillez.


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