miércoles, 10 de septiembre de 2014

Huellas





GPH
Los niños y los viejos, los capitanes y marineros, los soldados que vuelven de Irak, los deportistas y los albañiles, tú y yo nos parecemos a cualquier árbol grande o pequeño joven o viejo . ¿En qué? En tener cicatrices, escoriaciones, cortes, raspones, huellas  de arañazos y quemaduras. Humanos y árboles somos libros, páginas donde nuestros errores, accidentes, distracciones dejan sus huellas y cargamos con ellas a lo largo de la vida. Hace poco estuvimos sentados en rueda y cada uno fue contando alguna historia de sus huellas en la piel, de sus escoriaciones del alma. Una biografía completa de las huellas de la vida en nuestra pìel.Muchas ya no duelen pero no se van nunca de la memoria. Un recuerdo del famoso perdono pero no olvido, porque la cicatriz lo dice todo sin palabras y la memoria del alma viaja  sin atadura, lejos del puerto. Dicen los viejos marinos que la edad del barco se conoce por la huellas que el mar le ha dejado a la nave en sus navegaciones.

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