martes, 10 de marzo de 2015

Nuestro país a tres voces



Contó José Emilio en un poema -recuerdo de una estancia  infantil en un ciudad americana- que un gringo le dijo: Conozco tu país , pasé una noche en Tijuana /éstas son las palabras que me sé de tu idioma: /puta, ladrón, auxilio, me robaron.”

Fernando del Paso, amigo de José Emilio al ser premiado dijo: ¿En qué se diferencian estas palabras de político, autoridad, socorro, me extorsionaron?

Y cualquier ciudadano en nuestro país puede decir: Soy culpable mientras no demuestre que soy inocente. Aquí, a cualquiera, por desgracia, le 'siembran' pruebas de un delito que no cometiste. Todas las policías extraen la verdad con la tortura. Si, por milagro,demuestras tu inocencia, sólo te dirán: Usted disculpe.

Nos vean de afuera o nos veamos desde dentro, tenemos variaciones sobre el mismo tema. Más allá de los folklorismos sobre cómo somos los mexicanos, la realidad innegable es que "entre broma y broma la verdad se asoma". El desencanto con la policía corrupa es infinito, el desencanto con los políticos es infinito. ¿Pero de dónde salió toda esa gente?  Sin duda, que cada ser humano tiene una responsabilidad de sus acciones que es  personal, individual e intransferible. Pero, es cierto, que toda la gente corrupta ha brotado de nuestro propio caldo. Algo huele y huele mal y ese aroma fétido se llama: nuestra 'corrupción'  -que comienza desde niños, que no entienden las palabras de sus padres, pero ven sus acciones y tienden a imitarlas. Sí, las acciones que valen más que mil palabras. Una vez más los problemas no comienzan sólo en el extranjero, sino que se gestan entre las cuatro paredes de eso que llamamos, 'la casa' porque , a veces, no merece ser llamado 'hogar'.

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