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lunes, 13 de julio de 2015

Huellas del tiempo


Todas las obras humanas están sujetas, sin excepción, a que el tiempo deje su huella, su presencia en ellas. Construyamos una casa, compremos una automóvil, un libro, una prenda de vestir. Pasa el tiempo y el brillo que nos encanta se opaca, la pintura se agrieta, las páginas se tornan amarillentas, el tejido se abre. Huellas, marcas, presencias del tiempo y es el tiempo lo que vuelve valiosos a los objetos creados por el ser humano. La llamada pátina es la firma del tiempo sobre toda obra humana. Nuestra tarea de mantener el brillo original es tarea perdida a la larga y la pátina nos recuerda que ese velo sutil de lo efímero cubre toda obra. De aquí podemos concluir que lo llamado hermoso lo aprendemos, lo imitamos y lo heredamos en nuestra propia cultura pero tenemos aún otros reinos para ser descubiertos y construir nuestra estética personal propia. Lo que es bello para mí.  Frente a los jardines y parques oficiales, en el oriente, se tiene en gran aprecio el pequeño, casi secreto jardín interior oculto a las miradas externas donde armoniza el agua, las plantas caseras, las de olor y color, las piedras, una lámpara de aceite, una campana, una vieja banca ... Ese jardín interior es realidad y metáfora del mundo interior de nuestra sensibilidad y espiritualidad. Lleva tiempo en construir la propia estética personal hasta que descubrimos con sencillez que hay  belleza en las cosas imperfectas, efímeras e incompletas. Descubrimos que hay belleza en  las cosas modestas y humildes. Descubrimos que hay  belleza en las cosas poco convencionales -que nos están en las pulcras mesas de exhibición de las tiendas departamentales - sino en una vieja ferretería, en una tienda de objetos rústicos para el campo,etc. 

martes, 10 de marzo de 2015

Nuestro país a tres voces



Contó José Emilio en un poema -recuerdo de una estancia  infantil en un ciudad americana- que un gringo le dijo: Conozco tu país , pasé una noche en Tijuana /éstas son las palabras que me sé de tu idioma: /puta, ladrón, auxilio, me robaron.”

Fernando del Paso, amigo de José Emilio al ser premiado dijo: ¿En qué se diferencian estas palabras de político, autoridad, socorro, me extorsionaron?

Y cualquier ciudadano en nuestro país puede decir: Soy culpable mientras no demuestre que soy inocente. Aquí, a cualquiera, por desgracia, le 'siembran' pruebas de un delito que no cometiste. Todas las policías extraen la verdad con la tortura. Si, por milagro,demuestras tu inocencia, sólo te dirán: Usted disculpe.

Nos vean de afuera o nos veamos desde dentro, tenemos variaciones sobre el mismo tema. Más allá de los folklorismos sobre cómo somos los mexicanos, la realidad innegable es que "entre broma y broma la verdad se asoma". El desencanto con la policía corrupa es infinito, el desencanto con los políticos es infinito. ¿Pero de dónde salió toda esa gente?  Sin duda, que cada ser humano tiene una responsabilidad de sus acciones que es  personal, individual e intransferible. Pero, es cierto, que toda la gente corrupta ha brotado de nuestro propio caldo. Algo huele y huele mal y ese aroma fétido se llama: nuestra 'corrupción'  -que comienza desde niños, que no entienden las palabras de sus padres, pero ven sus acciones y tienden a imitarlas. Sí, las acciones que valen más que mil palabras. Una vez más los problemas no comienzan sólo en el extranjero, sino que se gestan entre las cuatro paredes de eso que llamamos, 'la casa' porque , a veces, no merece ser llamado 'hogar'.