jueves, 10 de marzo de 2016

Ante el fogón




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Cocinar es una de las tareas y artes primeras de la humanidad . Con la domesticación del fuego ,éste entró en el hogar, se hizo fogón, centro de la vida . Junto al fogón discurren los siglos, las vidas humanas, sus historias, su presencia y su ausencia evocada. Los alimentos combinados con las manos y el sentimiento producen obras de amor, obras de arte pero que se quedan en el corazón y en la memoria de quienes comparten esos instantes - vida. La abuela, la madre, la hija, la nieta llevan de mano en mano las fórmulas mágicas del amor hecho comida y son la memoria viva de la humanidad al calor del fogón, de la conversación en voz baja mientras se muele, se corta, se pica, se hornea… a fuego lento. Desde  la remota Bulgaria el buen Todorov anotó : “Intento que mi vida sea tan rica como sea posible, aun en el simple hecho de cocinar. Es una acción que da sentido, porque la comida se hace para los otros, se comparte con los otros, es un don, es una obra efímera que desaparece de la noche a la mañana, es una obra para recomenzar todos los días...”


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