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lunes, 8 de diciembre de 2014

No necesitamos

Pasan los años y su recuerdo es más sentido y su memoria se acrecienta en quienes fuimos sus contemporáneos y nos gustó su música y la poética de sus canciones. Sí, cada diciembre recordamos a John Lennon.  Me gusta recordarlo como el hombre de breves palabras, contundentes e impregnadas de una sabiduría que se antoja oriental -ajeno a la verborrea- Respecto a la violencia y a los métodos tan populares en nuestra pseudo cultura bélica dijo: No necesitas una espada para cortar flores.  He aquí el eco de otro sabio anónimo que desafió a un temido samurai diciéndole: Usted señor se enorgullece porque puede cortar mi cabeza con su sable en un segundo pero usted señor no podrá volver a poner una flor, cortada con su sable,  en su frágil tallo. No me queda duda de la fuerza de la violencia como tampoco me queda duda de su ineficacia a largo plazo.

domingo, 6 de abril de 2014

Sombrero y cabeza

GPH
En nuestros desiertos la vida del trabajo se juega bajo el sol, se trabaja de sol a sol y ese es el horario. No es necesario el reloj. Los niños, a tremprana edad, se protegen con un paliacate, una gorra o un sombrero y así pasarán sus días mientras vivan en estas tierras. Ante el lamento de un muchachito que no tenía qué ponerse uno de nuestros viejos dijo:  Hay quien tiene cabeza pero no tiene sombrero para ponerse, y hay quien tiene sombrero pero no tiene cabeza. 


- Inspirado por Yoruba

lunes, 4 de octubre de 2010

Un para qué

En los primeros días de mi vida me intrigaron mucho los ¿por qué?, de casi todo. Con el paso del tiempo descubrí el sabor cercano y familiar de los ¿para qué? Surgió como un geiser cristalino la columna de los ¿para qué? Para qué sentir, para qué los 10 dedos de las manos y para qué el pelo y para qué el miedo y para qué la alegría y para qué el odio y para que correr y saltar y cantar. Hace poco tiempo, durante un taller, una compañera me sorprendió con un hermoso ¿para qué? -al hacer un recuento de sus habilidades y destrezas expresó lo siguiente: Nuestra cabeza es redonda para permitir al pensamiento cambiar de dirección todas las veces que sea necesario.