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miércoles, 19 de junio de 2013

Mirada







Cuando dos seres humanos se sienten en un mismo concierto pasan de la palabra a las señales de los ojos y de la mirada que son una suerte de prodigio comunicativo. Recuerdo que mi padre nos guió por la vida con la mirada. En el mundo amoroso la mirada hace todo lo que las palabras no saben y no pueden decir. Viene en mi auxilio el recuerdo del buen Abu Muhammad Alí Ibn Hozm[1]quien nos dijo hace muchos siglos en otro amado desierto: Con la mirada se aleja y se atrae, se promete y se amenaza, 
se reprende y se da aliento, se ordena y se veda, se fulmina a los criados, se previene 
contra los espías, se ríe y se llora, se pregunta y se  responde, se concede y se niega.









[1] Córdoba, España  994-1063 dC  9. De "Sobre las señas hechas con los ojos"

sábado, 29 de diciembre de 2012

Otros reinos





Nuestra cultura tiene el gran a precio a las palabras dichas, a las palabras escritas y de ello dan cuenta los libros. Pero qué sucede cuando accedemos a otros reinos que se llaman Canción sin palabras, Amor sin palabras, Mundo de las Miradas, No tengo palabras. Quizá por todo lo dicho los habitantes de nuestro desierto hermano de Arabia suelen decir: Quien no comprende una mirada, tampoco comprenderá una larga explicación.[1]









[1] Inspirado por Simples Comillas una columna tuitera deliciosa.

jueves, 5 de agosto de 2010

De orilla a orilla


Hay una serie de movimientos llamados pendulares que desde siempre han cautivado a la curiosidad humana y entre los cautivos de esa curiosidad me encuentro desde los primeros años de mi vida. Veamos al mar y su eterno oleaje que como viene, va y vuelve,  lo que una vez fue. La primera vez que escuché mi voz lejana y cercana, llamada eco, fue en una cueva con petroglifos en un  navegar de los tiempos. Puede suceder que un movimiento pendular tarde años en hacer su viaje de retorno y, entonces estamos ante la conmovedora vivencia que le llevó a Meira Delmar a escribir unas líneas que son inolvidables:

Un breve instante se cruzaron
tu mirada y la mía.
Y supe de repente
-no sé si tú también-
que en un tiempo
sin años ni relojes,
otro tiempo,
tus ojos y mis ojos
se habían encontrado,
y esto de ahora
no era más que un eco,
la ola que regresa,
atravesando mares,
hasta la antigua orilla.

-Inspirado por Meira Delmar (1921-2009) Reminiscencia.