Una amiga enfermera
con muchas horas de vuelo en la atención
de pacientes terminales me regaló un breve y luminoso texto que nos lleva a
nuestras raíces para enriquecer a nuestro presente de cara al futuro: “¿Qué hay entre las lágrimas y la boca? preguntó el pintor, mientras
pintaba el rostro de una mujer anciana. Pasado un tiempo él se respondió: la
nariz. Pregunta poco usual y respuesta poco usual. La nariz siente con el
olfato, registra el eco lejano de las lágrimas. Ese eco trae el recuerdo de la mar salada. Quizá
esta es la explicación que dice: cuanto más grande el dolor me siento inundado
por una mar de lágrimas. Antes de que
las lágrimas lleguen al puerto de la boca, el olfato anuncia que han hecho un largo
viaje desde la mar salada”.
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
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martes, 20 de enero de 2015
lunes, 1 de julio de 2013
Acordarse
Acordarse del agua en la sequía
no hace brotar ni
florecer los ramos, así anotó Antonio Gala en uno de sus poemas para
recordarnos que las oportunidades llegan, están y se marchan y si no las
tomamos es tiempo desperdiciado. Bien sabemos los hombres de este desierto nuestro
qué significa la palabra sequía. Sabia
reflexión que halla su espejo, su eco distante en la expresión de la gente de
nuestro desierto amante de las nogaleras: Dios
nos da las nueces pero no las parte. En todo lo emprendido y en todo fruto
está la responsabilidad de la mano
humana. Esa es nuestra hermosa parte.
jueves, 5 de agosto de 2010
De orilla a orilla
Hay una serie de movimientos llamados pendulares que desde siempre han cautivado a la curiosidad humana y entre los cautivos de esa curiosidad me encuentro desde los primeros años de mi vida. Veamos al mar y su eterno oleaje que como viene, va y vuelve, lo que una vez fue. La primera vez que escuché mi voz lejana y cercana, llamada eco, fue en una cueva con petroglifos en un navegar de los tiempos. Puede suceder que un movimiento pendular tarde años en hacer su viaje de retorno y, entonces estamos ante la conmovedora vivencia que le llevó a Meira Delmar a escribir unas líneas que son inolvidables:
Un breve instante se cruzaron
tu mirada y la mía.
Y supe de repente
-no sé si tú también-
que en un tiempo
sin años ni relojes,
otro tiempo,
tus ojos y mis ojos
se habían encontrado,
y esto de ahora
no era más que un eco,
la ola que regresa,
atravesando mares,
hasta la antigua orilla.
-Inspirado por Meira Delmar (1921-2009) Reminiscencia.
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