Los humanos oscilamos en nuestra subjetiva vivencia del tiempo entre dos extremos. Como péndulo impaciente viajamos de un extremo a otro. Si las horas son felices, transcurren como si fueran escasos instantes. Si las horas son angustiosas y doloridas avanzan con una pesadez insoportable -como quien empuja una gran piedra montaña arriba. Para recordarnos una de nuestras fortalezas Khalil Gibran apuntó para todos nosotros: Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes. Ahí está nuestra confianza inquebrantable. Añado que este texto estaba escrito en una cartelera de una prisión federal. Incluso para quienes cumplen sentencias de por vida el anuncio del poeta no queda en lo literal pues el otro o verdadero sol es interior y brilla para nosotros en la medida en que tomamos una actitud valerosa aún en las circunstancias más adversas. Una prisión federal o un campo de trabajos forzados qué cercanos fueron y siguen siendo.
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
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domingo, 31 de julio de 2011
domingo, 27 de febrero de 2011
Miradores de nubes
De nuestros hombres y mujeres del desierto se ha escrito algo en diferentes tonos y con variadas direcciones. Se ha señalado que somos barbaros del norte, vencedores del desierto, encendedores de la revolución. De todo tenemos un poco. Sin embargo quiero recuperar un nombre que yo les doy a nuestros hombres y mujeres del desierto: Miradores de nubes. Al sol no lo podemos ver cara a cara, eso jamás. Somos miradores de las nubes, expertos en nubes, amadores de las nubes, buscadores de las nubes. Las nubes son nuestro libro abierto. Cada mañana, cada tarde nos traen su mensaje lejano. Nos traen paciencia, nos traen esperanza, nos regalan júbilo y alegría, Su ausencia se traduce en espera ansiosa y hasta en cierta desolación. Las nubes se presentan con vistoso ropaje y su fluir anuncia frio, lluvia, calma, gozo o ansiosa expectación de un aguacero largamente anhelado. Tersas, diáfanas, difuminadas, estilizadas, algodonadas, pachonas, regordetas, preñadas, desgarbadas son algunas de sus características más allá de los nombres científicos. Los miradores de nubes tenemos nuestras nubes predilectas y el verlas pasar en el limpio azul - con una atención imperturbable- nos regocija.
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