¿Dónde aprendemos?
El sufrimiento es la gran escuela del aprendizaje humano. Hay verdad en la frase atribuida a Hegel: el ser humano no aprende nada de la historia, pero aprende todo del sufrimiento. Prefiero la formulación de Agustín de Hipona en sus Confesiones: el ser humano aprende del sufrimiento, pero mucho más del amor. Los antiguos greco latinos acuñaron la expresión Amor Fati para describir a las personas que aceptan que lo llamado bueno como lo llamado malo son partes del mismo fenómeno de la vida y de todos ellos se puede aprender y están en nuestra vida para que despertemos, para que podamos crecer, fortalecernos y hacernos seres solidarios. Pensemos en la naturaleza desatada en forma de terremoto, tsunami y tormenta invernal combinada. Todo ello puede convertirse en gran oportunidad para descubrir quiénes somos y de qué somos capaces. Las mujeres y hombres que dejan huellas benéficas en este planeta están movidos por esa fuerza cósmica que mueve el cielo y las estrellas, según dijo nuestro querido Dante, siglos atrás. Amor que se da, que es generoso, servicial, creativo, solidario.
1 comentario:
qué bonita carta...
y que cierta.
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