Una característica especial de los seres
humanos es que de cuando en cuando nos vemos sumidos en una situación dominada
por el dilema. Una situación que hace
difícil decidirse entre A y B, entre esto
y aquello. En el hermoso librito titulado Los Cantos del Pequeño Paraíso
descubrí esta joya:
La flor
de la copa del
árbol
¿la cortaré o la
dejaré allí
para
contemplarla?
La sabiduría del poeta desliza ante
nosotros la consideración de este dilema -que no solo se aplica al mundo de las
flores sino a nuestras relaciones interpersonales. Hay una invitación
explícita para que meditemos en la fuerza de los verbos cortar y contemplar. Todo
suele tener su pro y contra y un sentido velado que espera que lo de-velemos.
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