jueves, 9 de mayo de 2013

Aguas Claras







Le dijo Sebastián  a su nieto allá en el rancho llamado Aguas Claras –en honor a un ojo o manantial de agua purísima-  “Habemos humanos que nuestra alma es calladita, de tierra . Hay humanos con  su alma que arde  y arde como fueguito. Otros humanos  piensan y cantan porque su alma es de airecito, pero he observado que tu eres hijo de las Aguas Claras. -¿Por qué, abuelo? Porque, como las aguas claras, tu alma pasa por los tres estados. -¿Estados? Si, hay días  -los más- que andas ligerito, ligerito como agua. Cuando tienes pesadumbres  te tornas en hielo, pero cuando te llegue el día y te encuentres con la que ya anda por ahí, sabrás que es sentir que te haces ‘purito vapor’ eso que las almas viejas  llaman ‘vapor divino’.”



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