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jueves, 12 de septiembre de 2013

Confundidos y complicados







Todo ha tenido su primer instante, su primera mañana ,su primera vez, su primer suspiro. Así, un día cayó el primer copo de nieve y un día brilló el primer arcoíris. Todo ha tenido su primer instante y un día nació la primera palabra. En ese universo de la primera vez de todo sucedió ,como anotó el buen José Hierro[1]: “…

alguna vez, un alma halló 
el alma que la completaba.
Cuando los cuerpos se tuvieron,
olvidaron que había alma.

No llegaron a lo que dura,
 y gozaron de lo que pasa…”
 Y desde entonces andamos bajo la letra ‘c’ ,es decir, confundidos y complicados.




[1] Dos fábulas para tiempos sombríos.

lunes, 8 de julio de 2013

Vino y almas







Solemos decir que lo llamado bueno nos mueve y nos conmueve  -según el decir de hoy ,nos motiva.  Por lo bueno ,lleno de sentido o motivante hemos emprendido viajes y aventuras sin fin. Por lo llamado bueno hemos crúzanos mares, desiertos y montañas, estamos velando al enfermo horas días,meses.Por el amor al amor, al dinero o al poder emprendemos las tareas más fatigosas. Sabedor de esta característica, exclusivamente humana, Yĕhudah Ha-Levi[1] escribió para nosotros: Las copas sin vino son pesadas,
son arcilla como las vasijas de barro,
mas al llenarlas de vino se hacen leves, lo mismo que los cuerpos con las almas. El vino obra la levedad en la pesada arcilla, como las almas obran la levedad en los pesados cuerpos.






[1] 1070-1141 (71) máximo poeta hebreo en la España medieval.

jueves, 9 de mayo de 2013

Aguas Claras







Le dijo Sebastián  a su nieto allá en el rancho llamado Aguas Claras –en honor a un ojo o manantial de agua purísima-  “Habemos humanos que nuestra alma es calladita, de tierra . Hay humanos con  su alma que arde  y arde como fueguito. Otros humanos  piensan y cantan porque su alma es de airecito, pero he observado que tu eres hijo de las Aguas Claras. -¿Por qué, abuelo? Porque, como las aguas claras, tu alma pasa por los tres estados. -¿Estados? Si, hay días  -los más- que andas ligerito, ligerito como agua. Cuando tienes pesadumbres  te tornas en hielo, pero cuando te llegue el día y te encuentres con la que ya anda por ahí, sabrás que es sentir que te haces ‘purito vapor’ eso que las almas viejas  llaman ‘vapor divino’.”



martes, 12 de abril de 2011

Las ausencias

En la escuela secundaria nuestro inolvidable profesor de literatura (*) nos sorprendió con esta pregunta: ¿imaginan que le faltaría a este mundo si no contáramos con las presencia de un Aristóteles, de un Platón, de un Homero? Después de un largo silencio prosiguió: Mírense, mírense larga y detenidamente unos a otros en silencio y piensen: ¿Qué le faltaría a nuestro mundo si mis compañeros y amigos no hubieran nacido?  Pues bien, la conclusión más generalizada fue: Nos hubiéramos quedado a medio camino en la comprensión de lo que es un ser humano, la sociedad, la cultura. Nuestro profesor resumió el intercambio de opiniones que sostuvimos alrededor de esa pregunta diciendo: en lo personal creo que sin Aristóteles no comprenderíamos, por ejemplo, ¿qué es la amistad entre humanos? Y  citó de memoria así:
La amistad es un alma que habita en dos cuerpos;
Un corazón que habita en dos almas…

(*) Don Enrique Fernández

viernes, 5 de noviembre de 2010

Hallazgo

Me sucede que en viernes o sábado me doy una vuelta por esos mundos con supra mundos e inframundos que son las librerías de usados o de viejo. En una vieja canasta de mimbre note la presencia de unas tarjetas postales con la patina sepia sobre la piel. Tome una de ellas al azar y en el anverso estaba ni más ni menos que la acrópolis con el Partenón y en el reverso un mensaje tembloroso de alguien que por la emoción sumada a la edad escribió a su mejor amigo lo siguiente: Hoy he descubierto humildemente lo que dijo Aristóteles: La amistad es como una alma sola que habita en dos cuerpos. Desde la Acrópolis, Verano de 1939. Pudiera llamarnos la atención los 70 años transcurridos desde que esa tarjeta postal fue enviada pero qué son ante los años que las palabras de Aristóteles viven en esos mármoles de la Acrópolis.