sábado, 3 de mayo de 2014

Serenar


GPH
En nuestro desierto contamos con una buena cantidad de observaciones preciosas de nuestros ancestros respecto de nuestra verdadera naturaleza como humanos. Cuando sentimos nuestro pensamiento y nuestro sentimiento perturbado ,es como un oleaje del viento que sopla en la arena y levanta olas de polvo. Para esas circunstancias adversas nuestra gente vieja y sabia suele decir:    Cuando las olas se han aquietado y el agua está en calma, entonces se refleja la luz  y se puede vislumbrar el fondo.  Hay que esperar pacientemente para que  nuestras perturbaciones se aquieten y sólo entonces se hará la claridad y veremos la realidad un poco más realistamente.

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