Mi tía pasaba un mes en la playa del Pacífico sur durante cada año. Para tomar el sol solía quitar su sortija de boda y ponerla sobre una toalla junto a su camastro. Un día se quedó dormida y despertó sobresaltada pues una ola grande barrió con todo a su paso y se engulló su toalla y la sortija. La inundó la tristeza, y cada tarde le preguntaba al mar para qué se había llevado su sortija.La pregunta iba y venía,flotaba y reventaba como las olas.Guardó su secreto.Así vivió dos años.En el verano del tercer año y siguiendo su costumbre bajó a la playa a tomar el sol. Se quedó dormida y después de un cierto tiempo la frescura de una ola tocó sus pies y la despertó son sobresalto. Se incorporó y distinguió el brillo de su sortija que asomaba en la arena. Hace muchos años mi tía me confió su historia. ¿Cuál fue el sentido de tu pregunta y qué respuesta te dio el mar?,le pregunté. “…lo que yo decía ‘es mío' es prestado por la vida. El mar me lo dio,el mar lo tomó y mi sortija no se 'aniquiló' sólo se volvió invisible a mis ojos, cambió de lugar. Necesité tres años para aprender y aceptar esta dimensión y cuando llegó el tiempo oportuno… volvió a mis manos. Antes de partir esta sortija pasará a mi nieta que es bióloga marina'
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
domingo, 12 de abril de 2015
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