martes, 5 de mayo de 2015

Diálogo de café



Somos dos viejas amigas,ni tanto.Tenemos menos de 70 años. Me llaman la Ansiolítica y a mi la Antidepresiva.Trabajamos y mucho pero con personas y en turnos diferentes. Cada cual tiene la hora para hacer su presentación. Yo me especializo en serenar, otros le llaman la paz barata o la paz química. Por mi parte, mi trabajo es levantar el ánimo, agitar la bandera, pintar un arcoiris. Trabajamos igual de día o de noche entre pobres y ricos. Nos dicen las milagrosas pues devolvemos el silencio ante el ruido,parchamos los pedazos del alma, acercamos a la gente a su Dios, mantenemos la calma después del incendio, el huracán, el tsunami y la caida de la bolsa, el divorcio o la pena de la hija madre soltera. Somos discretas, nadie se da cuenta y nos disolvemos con sólo medio vasito de agua. Decimos que somos emisarias que anuncian la llegada  del paraíso pero hay que gente que nos toma por el mismísimo paraíso y nos sonrojamos, no queremos ser impostoras. Somos un puente entre el paraíso abandonado y el paraíso que se espera. Sin pecar de presumidas -aunque somos redondillas- no padecemos de sobrepeso y nuestros seguidores y “fans”  -perdón por el anglicismo- son más que el más guapo o guapa del "libro de caras”  -otro anglicismo- el “Facebook”.

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