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miércoles, 29 de julio de 2015

Uno de nuestros cultos

En nuestra cultura moderna de culto a la velocidad, parece que los humanos no hacemos casi nada de comienzo a final.La mitad de nosotros ve el televisor y la otra mitad esta pendiente de la computadora; conducimos el auto mientras hablamos por el teléfono y es rara la ocasión en que tenemos una conversación plena; cuando nos sentamos a comer estamos leyendo el periódico y miramos al televisor y cuando vemos el televisor cambiamos los canales una y otra vez. Este tipo de velocidad le da a nuestra vida un sentimiento de superficialidad: no experimentamos casi nada  plena y totalmente. Tenemos la fantasía de hacer todas estas cosas para vivir plenamente pero nos quedamos vacíos con la sensación de una velocidad sin sentido que no lleva a ninguna parte. Estas son algunas apreciaciones de mi amigo Sakyong Mipham quien me encontró en un cafe y me preguntó: ¿Que haces ?  Le respondí: Disfruto por un rato que el tiempo fluye lentamente, que puedo beber a sorbos una tacita de cafe de principio a fin y esto  es maravilloso...en su sencillez.





martes, 5 de mayo de 2015

Diálogo de café



Somos dos viejas amigas,ni tanto.Tenemos menos de 70 años. Me llaman la Ansiolítica y a mi la Antidepresiva.Trabajamos y mucho pero con personas y en turnos diferentes. Cada cual tiene la hora para hacer su presentación. Yo me especializo en serenar, otros le llaman la paz barata o la paz química. Por mi parte, mi trabajo es levantar el ánimo, agitar la bandera, pintar un arcoiris. Trabajamos igual de día o de noche entre pobres y ricos. Nos dicen las milagrosas pues devolvemos el silencio ante el ruido,parchamos los pedazos del alma, acercamos a la gente a su Dios, mantenemos la calma después del incendio, el huracán, el tsunami y la caida de la bolsa, el divorcio o la pena de la hija madre soltera. Somos discretas, nadie se da cuenta y nos disolvemos con sólo medio vasito de agua. Decimos que somos emisarias que anuncian la llegada  del paraíso pero hay que gente que nos toma por el mismísimo paraíso y nos sonrojamos, no queremos ser impostoras. Somos un puente entre el paraíso abandonado y el paraíso que se espera. Sin pecar de presumidas -aunque somos redondillas- no padecemos de sobrepeso y nuestros seguidores y “fans”  -perdón por el anglicismo- son más que el más guapo o guapa del "libro de caras”  -otro anglicismo- el “Facebook”.

jueves, 25 de julio de 2013

Amarillo, patria, café y TÚ…




Cuando nosotros pasamos por la escuela y la escuela pasa por nosotros y deja huella sucede que ya no somos ni seremos los mismos que fuimos. Nos convertimos en buscadores los unos y en indagadores de etimologías y origen otros. Algunos pocos son descifradores  del significado misterioso de los números, de las fechas y de las llamadas coincidencias o diosidencias.Lo cierto es que nuestro querido Borges señaló lo que de veras importa y es la parte inefable -lo que no se puede hablar porque aún  no se han inventado las palabras apropiadas- y así lo anotó:  Lo esencial es indefinible. Cómo definir el color amarillo, el amor, la patria, el sabor del café?¿Cómo definir a una persona que queremos?.  - Amarillo, patria, café y TÚ…




viernes, 9 de noviembre de 2012

Fácil y difícil








Uno de mis temas favoritos  es el libro, los libros y el café. Hace unos días leí una deliciosa conversación entre el gran profesores Umberto Eco y Diego Massei de La Nación de Buenos Aires. El fragmento que cito tocó el tema de las pérdidas –claro, en el mundo de los libros. Dijo Eco:  Sí, yo no soy un pesimista. La semana pasada había perdido esto -un pen drive- y podían desaparecer todas mis labores de los últimos treinta años. Estaba desesperado, pero después lo encontré. Es facilísimo perder este pendrive, pero es muy difícil perder toda una biblioteca. Sabemos que un pendrive es un objeto diminuto que encierra mundos  de información ,bibliotecas completas si se quiere y también sabemos que el agua y el fuego –en forma de inundación,aguacero e incendio- ,son enemigos mortales de toda biblioteca. Sin embargo  nuestra fantasía infantil nos permite gozar con la supuesta seguridad de las bibliotecas sobre las memorias portátiles o pendrive.