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viernes, 29 de marzo de 2013

Santo






Los humanos nos debemos unos a otros para aprender qué es bueno para comer y beber, nos debemos unos a otro, pues unos cultivan y otros producen  y los últimos, comemos de su trabajo y les retribuimos monetariamente. Es clara pues la interdependencia. Por esta razón desde los tiempos más remotos se le atribuye  su dimensión sagrada  -no sólo al trabajo  sino a los frutos de la tierra-  pues todo el conjunto contribuye a mantenernos en la vida y cumplir todos juntos nuestras tareas y misión en el mundo. Andando en una feria artesanal popular fui encontrado por un puesto de chocolate  -hecho a mano, proveniente del estado de Oaxaca. El chocolate en bolita, pulcramente presentado, en un chiquigüite tejido a mano  -cestito de paja tejida-  decía lo siguiente que es un verdadero regalo: El chocolate es tan santo que de rodillas se muele,  juntas las manos se bate y viendo al cielo se bebe.



sábado, 23 de abril de 2011

Miguitas

Puede ser Paris, Buenos Aires, Nueva York o la Ciudad de México. Siempre he de mirar a lo alto pues estas ciudades son el sinónimo de altos, altísimos edificios. Cada edificio con sus historias, una o varias en cada piso, en cada ventana. En una de esas ventanas  de un mínimo departamento vive Julio con un jardín suspendido en el aire, para su particular regocijo que lo describió así: Aquí en mi balcón del 3er. Piso tengo un árbol lleno de gorriones, grandes amigos míos desde que les desmigajo pan en la ventana. A las seis de la mañana me picotean insolentemente en las persianas, reclamando su ración. Así es la cadena amorosa de la interdependencia donde unos toman las miguitas producto del trabajo en las letras, trabajo alimentado por los lectores que a su vez se nutren unos de la docencia, otros haciendo pan o son pintores.