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lunes, 1 de abril de 2013

Latir






Las diferentes filosofías y religiones que se han manifestado hasta ahora en nuestro planeta comparten con nosotros variadas formas de conducirse en la vida o acciones éticas .Toda ética tiene diversas fundamentaciones que van desde las conclusiones que se alcanzan por la razón hasta aquellas que se derivan de la revelación divina. Al ser humano se le puede ver como un conjunto de piel, huesos, carne y algo más como un precio en el mercado o como un ser único e irrepetible con libertad ,responsabilidad, dignidad y un proyecto personal. También se le puede ver al ser humano como una gota de agua en la masa y perder su significación individual o considerarlo solamente como una fuerza que produce rendimiento económico por el cual es remunerado. Estas formas de ver y tratar al ser humano desde considerarlo objeto, máquina o algo similar, se han sucedido a lo largo de nuestra tortuosa historia. Junto a estas visiones una amiga me envió esta aportación que les comparto y que tiene la fuerza para dar un giro a toda vida humana independientemente de la espiritualidad, religión o código ético que se cultive: El amor consiste en sentir que el ser sagrado late dentro del ser querido.[1] De esta visión se deriva, de manera fluida y natural otra forma de relacionarnos entre seres humanos.







[1] Inspirado por Frases Ibéricas.

viernes, 29 de marzo de 2013

Santo






Los humanos nos debemos unos a otros para aprender qué es bueno para comer y beber, nos debemos unos a otro, pues unos cultivan y otros producen  y los últimos, comemos de su trabajo y les retribuimos monetariamente. Es clara pues la interdependencia. Por esta razón desde los tiempos más remotos se le atribuye  su dimensión sagrada  -no sólo al trabajo  sino a los frutos de la tierra-  pues todo el conjunto contribuye a mantenernos en la vida y cumplir todos juntos nuestras tareas y misión en el mundo. Andando en una feria artesanal popular fui encontrado por un puesto de chocolate  -hecho a mano, proveniente del estado de Oaxaca. El chocolate en bolita, pulcramente presentado, en un chiquigüite tejido a mano  -cestito de paja tejida-  decía lo siguiente que es un verdadero regalo: El chocolate es tan santo que de rodillas se muele,  juntas las manos se bate y viendo al cielo se bebe.