Las diferentes filosofías y religiones que se han manifestado hasta ahora
en nuestro planeta comparten con nosotros variadas formas de conducirse en la
vida o acciones éticas .Toda ética tiene diversas fundamentaciones que van
desde las conclusiones que se alcanzan por la razón hasta aquellas que se
derivan de la revelación divina. Al ser humano se le puede ver como un conjunto
de piel, huesos, carne y algo más como un precio en el mercado o como un ser
único e irrepetible con libertad ,responsabilidad, dignidad y un proyecto
personal. También se le puede ver al ser humano como una gota de agua en la
masa y perder su significación individual o considerarlo solamente como una
fuerza que produce rendimiento económico por el cual es remunerado. Estas
formas de ver y tratar al ser humano desde considerarlo objeto, máquina o algo
similar, se han sucedido a lo largo de nuestra tortuosa historia. Junto a estas
visiones una amiga me envió esta aportación que les comparto y que tiene la
fuerza para dar un giro a toda vida humana independientemente de la
espiritualidad, religión o código ético que se cultive: El amor consiste en sentir que el ser sagrado late dentro del ser
querido.[1]
De esta visión se deriva, de manera fluida y natural otra forma de
relacionarnos entre seres humanos.
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
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lunes, 1 de abril de 2013
viernes, 29 de marzo de 2013
Santo
Los humanos nos debemos unos a otros para
aprender qué es bueno para comer y beber, nos debemos unos a otro, pues unos
cultivan y otros producen y los últimos,
comemos de su trabajo y les retribuimos monetariamente. Es clara pues la interdependencia. Por esta razón desde
los tiempos más remotos se le atribuye
su dimensión sagrada -no sólo al
trabajo sino a los frutos de la tierra- pues todo el conjunto contribuye a
mantenernos en la vida y cumplir todos juntos nuestras tareas y misión en el
mundo. Andando en una feria artesanal popular fui encontrado por un puesto de
chocolate -hecho a mano, proveniente del
estado de Oaxaca. El chocolate en bolita, pulcramente presentado, en un
chiquigüite tejido a mano -cestito de
paja tejida- decía lo siguiente que es
un verdadero regalo: El chocolate es tan
santo que de rodillas se muele, juntas
las manos se bate y viendo al cielo se bebe.
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